Un millón de pensamientos cruzaron por mi mente en ese preciso segundo. No podíamos seguir haciendo eso.
Teníamos que seguir adelante o parar. «Ahora.»
Estaba interfiriendo con mis negocios, mi sueño, mi cabeza... toda mi maldita vida.
Pero no importaba cuánto intentara engañarme, yo sabía lo que quería. No podía dejarla ir.
Ella prácticamente salió corriendo por el pasillo, pero yo fui tras ella.
—¡No puedes hacer algo como eso y después esperar que te deje largarte sin más!
—¿Cómo que «no puedes»? —me gritó por encima del hombro. Llegó a su habitación e intentó torpemente meter la llave en la cerradura hasta que lo consiguió.
Llegué a su puerta justo cuando la estaba abriendo y nuestras miradas se encontraron durante un breve momento antes de que entrara corriendo e intentara cerrarla a la fuerza. Metí la mano y abrí la puerta de un empujón tan violento que golpeó con fuerza la pared que tenía detrás.
—Pero ¿qué coño crees que estás haciendo? —me chilló.
Entró en el baño que estaba justo enfrente de la puerta y se volvió para mirarme.
—¿Vas a dejar de huir de mí? —pregunté y la seguí. Mi voz resonaba en aquel pequeño espacio—. Si esto es por esa mujer de abajo...
Ella pareció más furiosa al oír mis palabras, si es que eso era posible, y dio un paso hacia mí.
—No te atrevas a seguir por ese camino. Yo nunca he actuado como una novia celosa. —Negó con la cabeza indignada antes de girarse hacia el lavabo y buscar algo en su bolso.
La miré mientras me iba frustrando cada vez más. ¿Y a qué más podía deberse aquello? Estaba totalmente desconcertado. Cuando se enfadaba así, a estas alturas ya debería haberme empujado contra la pared y tenerme medio desnudo. Pero esta vez parecía realmente preocupada.
—¿Crees que me voy a interesar por cualquier mujer que me ponga la llave de su habitación en la mano? Pero ¿qué tipo de tío crees que soy?
Ella golpeó un cepillo contra la superficie del lavabo y levantó la vista para mirarme furiosa.
—¿No estarás hablando en serio? Sé que tú has hecho esto antes. Solo sexo, nada de compromisos... Estoy segura de que te dan llaves de habitación continuamente.
Abrí la boca para responder; para ser sincero, sí que había tenido relaciones que no se basaban más que en el sexo, sin embargo lo que tenía con Paula hacía tiempo que no era «solo sexo».
Pero ella me interrumpió antes de que pudiera hablar.
—Yo nunca he hecho nada ni parecido a esto y ya no sé cómo llevarlo —me dijo y su voz iba subiendo con cada palabra—. Pero cuando estoy contigo, es como si nada más importara. Esto... Esto —continuó haciendo un gesto que nos incluía a ambos— ¡no tiene nada que ver conmigo! Es como si me convirtiera en una persona diferente cuando estoy contigo, y lo odio. No puedo hacerlo, Pedro. No me gusta la persona en la que me estoy convirtiendo. Trabajo mucho. Me importa mi trabajo. Soy inteligente. Y nada de eso importará si la gente se entera de lo que está pasando entre nosotros.Búscate a otra.
—Ya te lo he dicho, no he estado con nadie desde que empezamos con esto.
—Eso no significa que no vayas a coger una llave si te la ponen en la mano. ¿Qué habrías hecho si no hubiera aparecido?
—Devolvérsela —dije sin dudarlo.
Pero ella solo se rió; claramente no me creía.
—Mira, todo esto me tiene agotada ahora mismo. Solo quiero darme una ducha y meterme en la cama.
Era casi imposible siquiera pensar en irme de allí y dejar aquello sin resolver, pero ella ya se había apartado de mí y estaba abriendo el grifo de la ducha. Cuando fui a abrir la puerta que daba al pasillo, la miré, ya envuelta en vapor y mirando cómo me iba. Y parecía tan confusa como yo, maldita sea.
Sin pensarlo, crucé la habitación, le cogí la cara entre las manos y la acerqué a mí.
Cuando nuestros labios se encontraron, ella dejó escapar un sonido estrangulado de rendición e inmediatamente hundió las manos en mi pelo. La besé con más fuerza,reclamando sus sonidos como míos, haciendo míos también sus labios y su sabor.
—Firmemos una tregua por una noche —le dije dándole tres breves besos en los labios, uno a cada lado y uno un poco más largo en el centro, en el corazón de su boca—. Dámelo todo de ti por una noche, no te guardes nada. Por favor, Paula, te dejaré en paz después de eso, pero no te he visto durante casi dos semanas y... necesito esta noche al menos.
Ay! q difícil es para los 2! pero es imposible seguir negando lo q sienten! Hermosos capítulos!
ResponderEliminarQue fuerte lo q sienten ¡¡ además son iguales.. tan intensos ¡ ojala pasen unos lindos dias ahí en el hotel :))
ResponderEliminar