miércoles, 2 de julio de 2014

CAPITULO 85



Perdería  un día en tránsito, llegando el sábado. El vuelo de Paula era sólo doce horas después del mío, pero debido a que ella no podía ir directamente tuvo que llegar a Nueva York y luego ir a París al día siguiente, para entrar en Marsella el lunes. Me daría tiempo de prepararme para su llegada, pero, a sabiendas de Maxi, la casa estaría impecable y repleta de comida y bebida y yo no tendría nada que hacer.
Un Pedro inactivo y todo eso.
 

Me acomodé en la cabina de primera clase, inclinando la champaña, y saqué mi teléfono para mandarle un texto a Paula. 
 
«Abordando. Nos vemos al otro lado del charco». 
 
Mi teléfono sonó unos segundos más tarde. «Estoy repensando todo este viaje. Hay una rebaja de zapatos en Dillons este fin de semana».

 
Me reí, eligiendo ignorar éste y deslizando mi teléfono en el bolsillo de mi chaqueta. Cerré los ojos mientras los demás pasajeros pasaban a mi lado, y  recordé nuestros viajes anteriores. Sólo habíamos viajado juntos un puñado de veces, pero nada salió de acuerdo al plan. ¿Habría incurrido en algún tipo de maldición vudú vacacional y no era consciente de eso? Parecía que estábamos destinados a estar plagados de viajes que salieron terriblemente fuera de curso, fueron tomados por separado, se colorearon con argumentos miserables  o fueron cancelados por completo.
Mi estómago se revolvió cuando me acordé de nuestro intento de unas vacaciones de Acción de Gracias pasadas. 


En un impulso de un fin de semana habíamos comprado entradas para Saint Bart y alquilamos una casa en el agua. 


Se suponía que debería ser perfecto, pero en su lugar eso nos llevó a la primera vez que Paula dejó de hablarme desde nuestra reconciliación. 
 
“¡Hijo de puta! ¡Lame pollas!”  
 
Levanté la vista de mi escritorio, mis cejas arriba hasta la línea de mi cabello, cuando Paula cerró de golpe la puerta y caminó irrumpiendo hacia mi escritorio.


“¿El monstruo escapó de la mazmorra de nuevo, señorita Chaves?”  
 
“Estuviste cerca. Papadakis está impulsando el lanzamiento”  

 
Me puse de pie tan bruscamente que mi silla se deslizó hacia atrás y se golpeó contra la pared. “¿Qué?”  
 
“Para ellos Enero es el nuevo Marzo, al parecer. El primer lanzamiento está establecido para salir el siete de Enero”  

 
“ Ese es un tiempo horrible para lanzar algo como esto! Todo el mundo está todavía borracho o limpiando el desastre de las festividades. Nadie está comprando apartamentos de lujo”  

 
“Eso es lo que le dije el Gran Jorge”  
 
“¿También le dijiste que tiene que ceñirse a  contar su Benjamins  y dejar el marketing para nosotros?”  
Ella se echó a reír, cruzando los brazos sobre el pecho. 


“Puede que haya utilizado en realidad esas palabras. Con algunos otros términos pandilleros que le lancé”
Me senté de nuevo, frotando mis manos sobre mi cara. 


Nuestro vuelo estaba programado para salir en la mañana, en el Día de Acción de Gracias, y no había manera de que pudiéramos dejar el trabajo ahora. “¿Le dijiste que eso estaba bien?”
  
 
Al otro lado del escritorio, podía sentirla completamente inmóvil. “ ¿Cuál era mi opción?”  

 
“¡Decirle que no vamos a estar listos!”

“Pero eso es una mentira. Podemos estar listos”. 

 
Dejé caer mis manos, mirándola. “Sí, pero sólo si trabajamos quince horas más a través de los días de fiesta y todo para acomodar su tiempo de mierda para el lanzamiento” 
 
 
Ella levantó las manos, con los ojos en llamas. “Nos está pagando un millón de dólares para la comercialización básica y firmamos un acuerdo para otra campaña en los medios de diez millones de dólares. ¿Crees que quince horas no son razonables para mantener nuestro cliente más grande?”  

 
“ Por supuesto que no! ¡Pero también es cierto que ellos no son nuestros únicos clientes! La regla número uno en los negocios es nunca dejar que el perro grande sepa lo pequeño que son los otros perros”.

 
“Maldita sea, Pedro. No voy a decirle que no podemos cumplir”


“A veces un poco de retroceso es una buena cosa. Estás siendo novata, Chaves.Si  no estabas segura, debías haberme enviado la llamada”  
Inmediatamente quise devolver las palabras de nuevo en mi boca. Sus ojos se agrandaron y su boca decayó, y joder, sus manos se cerraron en puños a los costados. Me agaché para cubrir mis bolas.

 
“¿Estás jodidamente hablando en serio? ¿Vas a cortar mi puta carne para la cena, también, tu maldito ególatra?”  
 
No podía ayudarme a mí mismo. “Sólo si puedo darte de comer a ti y ayudarte a masticar”  

 
Su rostro se suavizó y pude verla calcular la cantidad de esfuerzo que tenía que poner para no patearme el culo. “Estamos omitiendo Saint Bart”, dijo rotundamente.


“Obviamente. ¿Por qué crees que estoy enojado ”  
 
“Bueno, aunque todavía no hemos llegado hasta este punto, tu estarás durmiendo a solas con tu mano y un tubo de lubricante”  
 
“Yo podría trabajar con eso. Estas dos manos proporcionan un poco de variedad”.

 
Ella parpadeó, mandíbula apretada. “¿Estás tratando de hacerme enojar más?”  

 
“Claro, por qué no”  
 
Sus ojos oscuros se volvieron más hacia mí, reduciéndolos. Su voz tembló un poco con sus palabras: “¿Por qué?”  
 
“Así tú puedes sentir más el dolor. Debido a que debiste informarle a Jorge de que este tipo de decisiones tienen que ser aclaradas con todo el equipo y que tendríamos una respuesta para él después de las vacaciones”.
 
“¿Cómo sabes que yo no he dicho eso?”  

 
“Porque tu viniste aquí a entregar la noticia. No actuaste como si fuera una sugerencia”


Ella me miró con los ojos brillantes dejando vislumbrar un centenar de respuestas. Esperé para ver cuántas palabras de maldición podría desencadenar pero en su lugar me sorprendió,  cuando se volvió y salió de mi oficina.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario