martes, 8 de julio de 2014
CAPITULO 100
Su coche se detuvo justo al final de la avenida principal y vi como las dos salieron. Pagué a mi conductor y me quede varios pasos detrás de ellas mirando como hablaban. Cada una apuntaba a diferentes direcciones- Sara al Planet Hollywood y Paula al Cosmopolitan. Cuando tomaron la decisión, asintieron, besaron sus mejillas y se dirigieron en direcciones opuesto.
JODIDAMENTE PERFECTO.
Seguí a Paula a través de la multitud nocturna hasta el edificio. El Casino Cosmopolitan estaba oscuro y me tomó un momento para que mis ojos se acostumbraran a identificar los colores, a el parpadeo de las luces y el sonido de golpes electrónicos llenaban el aire, mientras yo escaneaba la gran habitación. La encontré cerca del frente del casino, volviéndose a subir una serie de escaleras.
Gotas de brillantes cristales colgados del techo de varios pisos de altura y curvas alrededor del gigante escalera.
Desde donde yo estaba, parecía que Paula estaba desapareciendo en una araña gigante.
La seguí, permaneciendo lo suficientemente lejos para admirar su culo mientras ella se movía, y me preguntaba qué era exactamente lo que ella estaba haciendo aquí.
¿Estaba por encontrarse con alguien? Aunque ella nunca había mencionado nada, tal vez tenía amigos en Las Vegas. O, tal vez simplemente estaba esperando aquí por Sara mientras terminaba lo que estaba haciendo en la calle. Mi sangre se calienta por el misterio que era Paula, vivíamos juntos, trabajábamos juntos, y para todos los efectos, nuestras vidas estaban completamente entrelazados. Pero yo disfrutaba sabiendo que ella siempre me mantendría adivinando. Debido a su salvaje independencia, yo nunca sabría todo lo que había en su mente. Incluso cuando ella sea completamente mía, siempre será un desafio.
Cuando nos acercábamos a la tercera planta del club en espiral, su destino no creció más claro para mí, y la maldad de su pequeño juego comenzó a florecer en un dolor en mi abdomen. Me rendí, hambriento a caer en la rutina familiar de castigarla, y luego tener mi camino con su cuerpo. En sólo unos pocos largos pasos llegue a ella y envolví mi mano alrededor de su antebrazo.
"Usted está en un gran problema", gruñí en su cabello.
Sentí que se tensaba por un momento antes de aflojarse, la tensión le escapa de su cuerpo mientras apoyaba su espalda contra mi pecho.
"Me pregunté cuánto tiempo te tomaría buscarme."
"Tú ", le dije mientras seguíamos subiendo la escalera en espiral," has hablado lo suficiente esta noche."
Estábamos completamente dentro de un brillantes cortinas enrolladas que parecía envolverse a nuestro al rededor, titilando en la suave luz. "Es el momento para que mantengas esa linda boquita cerrada. . . a menos que la necesite."
Alcanzamos el tercer piso, donde se encontraba un lugar impresionante del bar. Las estanterías llenas de joyas alineadas-botellas de colores envueltas en brillantes gemas.
Continuando, llegamos a una oscura esquina. Sonriendo, me di cuenta de la señal arriba de una puerta escondida allí:
Necesitaba estar a solas con Paula en mis términos y, francamente, nosotros siempre habíamos estado bastante bien en los baños. Un señor mayor con el pelo teñido de negro nos miró sorprendido cuando entramos en el baño de hombres. Yo extendÍ la mano para estrechar la suya y darle un billete.
"Es muy ruidoso por ahí", le dije, asintiendo con la cabeza en la dirección del casino y del bar del otro lado de la puerta. "¿Tal vez sería lo suficientemente bueno para darnos unos minutos para hablar?"
Bajó la mirada hacia el dinero, abriendo mucho los ojos, y luego sonrió hacia mí. "Hablar?"
"Sí, señor".
Su mirada se trasladó a Paula. "Le parece bien, señorita? Puede que no parezca mucho, pero antes en mis tiempos si venia un niño bonito como este lo habría golpeado."
A mi lado, Paula se echó a reír. "Algo me dice que todavía podría", dijo con un guiño. "Y confié en mí, que soy capaz de abandonar a este niño bonito"
"No lo dudo." Su sonrisa se amplió, revelando una blanca y amplia dentadura. "Sabes," dijo, mirando a su reloj, "me di cuenta de que es hora de que tomé mi descanso." Cogió un sombrero colgado en un gancho y lo puso en la cabeza, guiñando un ojo mientras movía el CERRADO POR LIMPIEZA fuera y enfrente de la puerta.
La observé durante un momento mientras la puerta se cerró detrás de él, luego cruce la habitación para bloquear la puerta. Paula se subió al amplio mármol del mostrador y se sentó mirándome mientras cruzaba sus piernas. La habitación era lujosa, más como un cuarto de estar con puestos adyacentes que un baño tradicional. El suelo era del mismo negro y oro como el resto del casino, con tres sillas de ala-trasera agrupadas contra la pared del fondo y un banco de cuero azul entre ellos. Una enorme araña de luces tintineantes colgado en el centro de la habitación, una pintura de pequeñas manchas de colores claros en la pared.
"¿Estoy en problemas?" Me preguntó, con los ojos esperanzados.
"Un mundo de problemas." Di un paso hacia ella.
"Esto parece ser un tema recurrente."
"¿No es así?"
"¿Vas a decirme lo que hice mal?" Ella me miró con los ojos muy abiertos y sus mejillas tenían un rosa travieso. Ella era tan jodidamente hermosa. "¿Debería haber usado mi propia mano en su lugar?"
"No es gracioso." Mi corazón se estrelló debajo de mis costillas, y borracho por el repiqueteo de la adrenalina que se deslizaba por mis venas. Su mirada nunca vaciló mientras, cruce la habitación para abrir sus piernas y darme paso entre sus muslos.
Pasé un dedo por la suave piel de su pantorrilla, envolviendo una mano alrededor de su tobillo. "Estos zapatos no parece muy sensatos. "dije, cepillando con un pulgar sobre el cuero suave.
Ella siguió mirándome, sus labios rojos, lisos y jodidamente tentadores. "Tal vez no me siento muy sensata este fin de semana. ¿Es por eso que estoy en problemas? "
"Tú estas en problemas porque eres imposible."
Ella levantó la barbilla y me miró a los ojos. "Aprendí del mejor."
Moví su pie a mi cadera y tracé un camino por el muslo por debajo de la falda. Apreté la mandíbula y una nueva ola de frustración se extendió por mí por la forma en que ella me había dejado en el club, que estaba muy orgullosa por dejarme duro, y como el noventa por ciento de nuestras discusiones podría reducirse a uno de nosotros tratando de obtener una reacción del otro. En esta situación había que ponerse jodidamente serio.
Tranquilo.
Apreté su culo con las dos manos, ignoré su aguda inhalación mientras la tiré a la orilla del mostrador.
"Tú-" Ella empezó a protestar, pero la detuve, colocando un dedo contra su boca.
Ella todavía olía a desconocía- floral, no cítricos-pero por debajo del maquillaje pesado y nuevo perfume había algo más suave en sus ojos, algo de la esencia de Paula. Podía jugar a disfrazarse todo lo que quería, pero la mujer que era mía siempre estaría allí. La realización fue como el ahogamiento, me incliné hacia delante, sustituyendo mi dedo por mis labios y me perdí rápidamente en sus pequeñas respiraciones y el sus sonidos mientras se movía ansiosamente a mi tacto. Su beso se siente como una droga se filtra en mi torrente sanguíneo, y yo empujó mi mano en su pelo e inclinó su cabeza, queriendo más que los gestos suaves de la lengua entre nuestros labios entreabiertos.
Con mi mano en su pecho, la guio para que se acueste en el mostrador, ella se mueve como yo quiero y no soy especialmente cuidadoso al respecto, tampoco. Pero ella fue voluntariamente, los ojos muy abiertos en reconocimiento del juego que estábamos jugando, su boca suave y abierta. Se apoyó en los codos y me miró, esperando a ver lo que haría a continuación.
El material de gasa de la falda se sentía como nada en mis manos mientras me deslizaba hasta sus caderas, exponiendo millas de la pierna hasta llegar a sus bragas de satén. Dejé que mis dedos presionan en su piel, queriendo sugeterla y marcar en sus brazos, la oía suplicarme.
"Yo te voy a follar con mi boca", le dije, de rodillas entre sus muslos y efecto fantasma mis labios sobre la fina tela.
"Te voy a follar con mi lengua hasta que estés pidiendo mi polla. Tal vez te la daré. "Me encogí de hombros. "Tal vez no ."
Ella contuvo una corta respiración y tomó mi pelo, tratando de tirarme hacia adelante.
"No te burles, Pedro ", dijo.
Aparté sus manos riendo mientras la miraba. "Tú no tienes que tomar ninguna decisión esta noche, Paula. No después del maldito juego en el club." Respiré otra vez cuando sus piernas se separaron, chasquee mi lengua sobre su clítoris hasta que la tela de sus bragas se cargaron de humedad. "Me besaste, me dejaste probar tus tetas, etas, te viniste en mis manos y luego te fuiste. Dejándome duro. Eso no fue muy agradable."
"Yo. . . qué? ", dijo, con la mirada perdida, un rubor ascendió por su cuello. Inclinándose hacia adelante de nuevo, le sujeté las caderas hacia el mostrador, besándola y mordiendo a través de la delgada tela satén, hasta que quedó empapada. Echó la cabeza hacia atrás y gimió, susurrando mi nombre en el silencio de la habitación.
"Más fuerte", le dije contra ella. "Deja que te escuche."
"Quítamela y chúpame a mí".
La necesidad de su voz envió una descarga de electricidad a través de mi cuerpo y me envolvió los tirantes finos en la mano y con saña los arranqué con ganas hacia abajo, así nada se interponía entre mi boca y ella.
Ella gritó, arqueándose contra mí en el primer toque de mi lengua contra su piel, sus dedos se clavaban en mi pelo y su voz sonando a nuestro alrededor.
El espacio era incómodo, pero que no tenía importancia, fue mas que compensador cuando miré al espejo y observe nuestro reflejo, mis dientes mordieron su labio inferior. La miré a los ojos y deslice mi lengua atreves y luego dentro de su boca.
Le metí un dedo, luego dos y vi como se movían en ella, estaba mojada por lo mucho que me deseaba. Su voz era un susurro jadeante repitiendo mi nombre una y otra, pidiéndome mis mientras abría sus piernas aun más raspando el tacón de sus sexys zapatos por la encimera. Podía sentir su calor a mi alrededor mientras ella comenzó a temblar cuando se acercaba.
"¿Bien?", le pregunté, asegurándome de que mi voz vibrara contra ella.
Ella asintió con la cabeza, sin aliento, moviendo sus manos por encima de su cabeza para tirar de mi cabello. "Es tan bueno. Oh joder, Pedro, estoy tan cerca. "
Dios era una tortura, con ganas de verla perder el control, pero con ganas de sentir , tenía la necesidad de sentirla.
Traté de ocultar mi desesperación, encajé mis manos a sus caderas y la tiré en el banco, por encima de ella comencé a lamer desde su ombligo haciendo una línea recta hasta el trozo de encaje que ella llamaba sujetador. Se sentó y comenzó a desabrochar los botones de mi camisa, llegando ciegamente a mi cinturón y me desabrochó los pantalones. Liberé mi polla y me quede sin aliento cuando ella quito mi mano para llevarse mi pene a su palma "No," dije, tomándola de las rodillas para voltearla. "Tú tuviste tiempo para jugar antes. Esto es mío. "Levanté su culo en el aire, y lo golpee con fuerza.
Ella abrió la boca, dándose la vuelta para mirarme.
Le di una sonrisa oscuro, pasando la mano sobre su piel, calmando. "¿Quieres que me detenga?"
Sus ojos se estrecharon en un resplandor.
"La invito a detenerme en cualquier momento", murmuré. "Estoy seguro de que esto es una tortura absoluta para ti."
Mojé la punta de mi polla en su humedad bajo su clítoris, haciendo cirulos para burlarme de ella.
"Eres un idiota", logró decir finalmente, y lleve mi mano contra su culo de nuevo pero con más fuerza. Pero esta vez en lugar de sorpresa, ella gimió ronca y hambrienta.
Entonces eso era todo: Paula y los sonidos que hacía, la forma en que ella me pidió que empujara dentro, follándola.
Y cuando lo hice, y pegaba en su culo de nuevo, ella suplicó mas y mas duro.
Pero incluso cuando tomé lo que quería no era suficiente, sino que nunca lo sería. Podía sentir el peso en algún lugar profundo de mi estómago-el amor absoluto que sentía por ella, la constante necesidad de tocarla y sentirla y tomarla, marcarla de adentro hacia afuera.
Giré mis dedos en la tela de su camisa, tiré de ella mas abajo para poder ver sus pechos que se movían mientras la follaba. El pelo le caía por la espalda y pasé la mano debajo de ellos sintiendo losmechones fríos contra mi piel. Vi como me deslicé dentro y fuera de ella, como ella empujó contra mí, con su falda por arriba de su culo rosado y al rededor de sus caderas.
"Echo de menos esto", le dije, cubriendo la marca que le había echo presionando hacia abajo en el. "Todo el tiempo."
Ella asintió con la cabeza, dijo mi nombre. Podía oír la frustración en su voz mientras cogía algo para mantenerse, mientras movía su otra mano hacia abajo entre sus piernas.
"Así es," dije, mirando cuando se tocaba. "Llega allí. Hazlo tú misma."
Debe haber sido lo que necesitaba porque ella gritó, arqueando la columna vertebral mientras empujaba contra mí. Yo estaba cerca, apenas podía pensar y tan jodidamente hambriento por lo que apenas podía respirar. Mis piernas ardían, mis músculos protestaban mientras la penetraba una y otra vez. Las patas del banco raspaban contra el suelo de piedra, podíamos oír el cuero crujió debajo de nosotros.
"Pedro. Joder, Pedro, "dijo ella, y el calor se agrupó bajo mí estómago, la edificación y la construcción latía a través de mi, mi visión se oscureció y se volvió borrosa cuando llegué.
Cada parte de mí parecía dar a conocer a la vez que me dejé caer, jadeante y exhausto, agarrando el banco para apoyarme.
"Mierda." La habitación daba vueltas y era tan tranquila que parecía que mi voz y nuestra respiración hacia eco en el mármol. Me pregunté qué tan ruidosos habíamos sido.
Se puso en pie, tambaleándose en lo más mínimo mientras se enderezaba su ropa y se trasladó a un puesto para limpiarse. "Tú sabes que tengo caminar después de esto?"
Sonreí. "Por supuesto."
"Lo has hecho a propósito."
Me puse de espalda y parpadeé a la araña de luces brillantes. "Por lo menos me dejó venir también."
Sabía que tenía que arreglar mi ropa y encontrarme con los muchachos, pero ahora mismo lo único que quería hacer era dormir.
Ella se movió para estar sobre mí, inclinándose para presionar un suave beso sobre mi boca. "Necesitas ir a buscar algo de cenar o estarás ebrio antes de medianoche ".
Gemí, tratando de tirar de ella hacia mí, pero ella escapó por empujar su dedo entre mis costillas. "¡Ay! ¿No es ese el punto? "
"Estoy segura de que se deben estar preguntando dónde te encuentras."
"Yo les dije que tenía una úlcera para conseguir que se vayan sin mí."
"Y ellos te creyeron?"
Me encogí de hombros. "¿Quién coño lo sabe?"
"Bueno, ve a convencerlos de que te recuperaste increíblemente de tu enfermedad y así yo me encuentro con Sara."
"Está bien", le dije, de pie a subiéndome los pantalones. Vi como ella se inclinó hacia adelante, alisándose el pelo en el espejo.
"¿Dónde está Sara? "
"Ella se reuniría con una amiga que vive aquí. Una bailarina, creo. Una especie de cabaret o lugar de stripper en el Planet Hollywood."
"Ahora eso suena interesante", le dije.
Observó mi reflejo con las cejas levantadas antes de continuar.
"De todos modos, tuve la sensación de que estaba siendo acechada y le dije que siguiera sin mí ."
"Una sensación?"
Ella se encogió de hombros, aplicando su lápiz de labios. "Esperanza."
Cerró su lápiz labial y lo guardo en su bolso. La seguí hasta la puerta. Levante una mano para acariciar su cara. "Te quiero de todos modos", le dije.
"Te quiero de todos modos, también", dijo, inclinándose para besarme antes de abofetear fuertemente mi culo.
Todavía podía oír su risa mucho después de que desapareció por la puerta.
CAPITULO 99
Y agua en todas partes -tintineando característico del agua que llenaba las zonas de valet, el sonido estruendoso de las cascadas de los grandes hoteles, y una enorme fuente que casi todos los turistas tiraban una moneda al pasar-incluso aquí, lejos de la ostentación y el glamour de los grandes casinos.
Como si leyera mi mente,Federico se acercó a una fuente de tres niveles, asomándose al interior antes de arrojar una ficha de póquer en la superficie ondulada.
"¿Quién hubiera pensado que habría tanta agua en el desierto? "
Guillermo salió detrás de nosotros, quitándose el abrigo a pesar de que hacía frío aquí afuera.
"El agua es una necesidad de la vida ", dijo. "Para que una sociedad pueda sobrevivir necesitan agua para mantener su población. Tal uso aparentemente arrogante y extravagante de un recurso importante sirve para ilustrar que una comunidad es próspera. Una población próspera hace que las personas se sienten optimistas, un turista optimista gasta más dinero e impulsa la economía. "Se encogió de hombros, colocando goma de mascar en su boca. "Además, es jodidamente bonito, ¿sabes? "
Federico lo miró boquiabierto. "Realmente eres un nerd."
"¿lo crees?" Maxi dijo, sonriendo con cariño.
Guillermo levantó la barbilla hacia Henry. "Yo no soy uno de los que lanzó una ficha de cien dólares en la fuente porque es lo que he estado condicionado a hacer. Así que gracias por probar mi punto."
Los ojos de Federico se abrieron y fue corriendo a mirar a la orilla del agua otra vez. "Hijo de puta."
Guillermo se apoyo nuevamente en la fachada de ladrillos con sus manos en sus bolsillos y la chaqueta del traje en su brazo. "Entonces, ¿cómo continuamos este fin de semana de desenfreno? Cena y luego qué? Paracaidismo? Sacrificio Virgen? Coincidencia de tatuajes para conmemorar la pérdida de bolas de Pepe? "
Sonreí hacia él. Se había convertido en un fijo en nuestras vidas desde que Maxi y Sara habían reconciliado. Los cinco nos vimos varias veces a la semana, para almuerzos, cenas y shows. Guille fue el soltero del grupo designado y parecía disfrutar recordarnos a Maxi y a mí que éramos unos dominados, no hombre. "Lo que no puedes entender posiblemente,Guille, es que hay un beneficio para esta con una sola mujer: ella se conoce exactamente lo que haces. Y estoy muy feliz por darle a Paula acceso completo de mis bolas."
Federico se alejó de la fuente y se dirigió de nuevo a Guille. "Además, ni cientos de dólares podrían encontrar una virgen en este lugar ".
Guille miró hacia abajo esperando la palma de Federico y se rio. "Sólo hemos estado fuera de ese club por dos minutos y acabas de tirar una ficha de póquer de cien dólares y ofreces apostar otros cien dólares. No puedo esperar a ver lo que haces en un casino real. "
"Yo gano dinero", dijo Federico , golpeándose el pecho con el machismo de ebriedad, antes de una mueca de dolor.
Gemí, fregando mi cara con mi mano. "No te puedo llevar a cualquier parte."
"Tú acabas de recibir un baile erótico, Pepito", dijo Federico , empujando mi hombro."¿Estas malhumorado? Deberías estar sonriendo como un tonto".
Me volví en dirección de la risa de Maxi. "No le hagan caso", dijo a los demás, mientras hacia un gesto hacia mí. "Nuestro Pepe sólo se siente un poco frustrado, es todo."
Mierda Maxi. Con las manos en los bolsillos y esa sonrisa boba en su cara, como un retrato de la calma eso era exactamente lo contrario que yo sentía.
Podría estrangular a Paula en este momento-Un sentimiento familiar que había crecido cada vez mas desde el día que nos conocimos. Durante todo este tiempo ella podía empujar mis botones como nadie. Para ser honesto, no estaba del todo seguro de cuál de nosotros era más jodido: ella por hacerme bromas como ésta, ni a mí por disfrutar de ella malditamente demasiado.
"Así que. . . planes? " Guille repito, empujando lejos del edificio. "¿Estaremos aquí toda la noche mirando un berrinche de Pedro o. . . ? "
Maxi miró el reloj. "La cena", dijo. "Mamá nos hizo reservas para steakhouse en Wynn. Se supone que es de primera categoría ".
Buscando nuestro conductor, me volví a mirar por la calle, y un destello de verde me llamó la atención en el esquina opuesta. Paula. La había visto por ultima vez con Sara con sus ojos brillantes y su sonrisa burlona mientras dejaba el club. Ahora esperaban en la acera, con los brazos extendidos en su intento de llamar a un taxi.
Parpadeé rápidamente a Maxi, que estaba ocupado discutiendo con Guillermo y Federico acerca de si era físicamente posible comer un solomillo de veinticuatro onzas en menos de quince minutos. Perfecto. Vi a nuestro coche a la vuelta de la esquina y comenzó su camino hacia nosotros, y me di cuenta que tenía que actuar rápido. Sin que se me pensar en ningún plan en su lugar hice una mueca, doblé mi espalda y presioné una mano en mi estómago.
"¿Estás bien, Pepe?" Preguntó Guille, levantando las cejas.
"Bien, bien", le dije, haciéndole señas de que me encontraba bien. "Mi estómago está un poco. . . Creo que mi úlcera esta actuando".
Maxi entrecerró los ojos. "Tienes una úlcera?"
"Sí," dije, asintiendo con la cabeza, y la succión en el aliento para el agregar efecto.
"Tú", repitió. "Una úlcera?."
Me enderecé un poco. "¿Hay algún problema?"
Se rascó la ceja y me miró con escepticismo. "Supongamos que yo sólo estoy teniendo dificultades para entender en mi cabeza que el gran y poderoso Pedro tiene presión arterial. Apenas parpadeas en las reuniones más estresantes y no tienes ningún problema en dar opiniones a cualquier persona"-Enumerando cada uno con un dedo-", incluyendo la nuestra ", añadió," tienes una úlcera ".
Nuestro coche se detuvo junto a la acera en frente de nosotros al igual que un taxi se detuvo frente a Sara y Paula.
"Bueno, yo no", le dije, encontrando su mirada de nuevo.
Nuestro conductor abrió la puerta y esperó. Todos esperaron, los ojos moviéndose de Maxi a mí y viceversa.
"¿Por qué es esta la primera vez que oigo de este negocio de la úlcera", preguntó Federico.
"Porque tú no eres mi doctor o mi mamá", le dije. Todos ellos me miraron en silencio, intentando saber de que se trataba o, en el caso de Maxi, dudoso.
"Miren, ¿por qué no se toma el coche mientras yo correr a la farmacia. Vi una a solo un par de calles".
Maxi miraba desde la puerta del coche. "¿Por qué no vienes con nosotros y nos detendremos en el camino? "
"No es necesario", le dije, agitando fuera. "Voy a tener que llamar y yo no quiero que hacerlos esperar. Ustedes adelántense, voy a recoger mi receta y los veo en el restaurante ".
"Por mí está bien", dijo Federico, y se metió en el coche.
"Podemos esperar," Guillermo ofrecido, aunque con poco entusiasmo. Estaba claro todo, pero Maxi estaba dispuesto a dejar un hombre conseguir un poco de medicina para su maldita úlcera.
"No, deja que corra el tiempo", dijo Maxi con una sonrisa.
"Supongo, pobre Pepe en realidad está descompuesto y tiene miedo de cagarse a sí mismo. "Se volvió hacia mí.
"Nos encontraremos en el restaurante ".
Lo miré. Tuvo suerte de que no tenía tiempo para discutir.
También tuve suerte que no tenía tiempo para caminar por hasta él y golpear su cara de presumido.
"Nos encontraremos allí."
Esperé el tiempo suficiente para que el coche se alejara antes de darme vuelta para buscar un taxi. Paula y Sara acaban de llegar a la farola eso me hizo apresar, ya que todavía podía alcanzarlas. Cuando un coche se detuvo, me subí, prometiendo al taxista una pequeña fortuna si podía conseguirme donde quiera que iban, y rápido. No había pensado exactamente lo que iba a hacer, o como me gustaría estar a solas con ella, pero estaba en piloto automático: llegar a Paula, estar a solas, salir fuera.
Mi prometida me sorprendió con un baile en un club de sexo y luego me subí a un taxi para que una persecución de coches. Mi despedida de soltero en Las Vegas había comenzado oficialmente.
lunes, 7 de julio de 2014
CAPITULO 98
No podía decidir si me sentía jodidamente increíble-Básicamente había conseguido que mi novia venga tres minutos a un cuarto trasero de un ostentoso club-o me sentía frustrado por haber tenido el sexo menos satisfactorio en mucho tiempo.
Maldita Paula.
La forma en que fue haciendo su pequeño acto sentía que era como una especie de castigo por estar en Las Vegas durante San Valentín. Pero, mierda, yo sabia todo de mi prometida, sabia que-sin importar nuestro papel en el mundo del marketing-ella organizaría unas vacaciones románticas completamente ridículas. Era evidente que ella salto la posibilidad de jugar un pequeño juego y dejarme en su estado favorito: trabajador y cabreado. Y maldito Maxi . Él sabría que Paula iba a burlarse de mí de esa manera? Y, si lo hizo. . . Bien, eso fue un poco personal y espeluznante.
Yo tenia que patearle el culo o dormirlo poniéndole algo en su bebida y tatuarle "Soy un pendejo." en la cara con tinta permanente en todo su rostro.
Pero mi venganza tendría que esperar. Maxi se había ido cuando volví, y Federico y Guille con sus ojos vidriosos, por la bebida, en las mujeres amontonadas.
"¿Cómo va por aquí?", Le pregunté, sentándome en mi silla y recogiendo mi copa casi vacía. La bebida era fresca y mi plato de comida estaba lleno. Encontré los ojos de Gia en la habitación y levante mi copa para que me la vuelva a llenar. Todos los rincones misteriosos se realizaban actos sexuales cuestionables, pero sin duda el personal trabajaba.
Ella asintió con la cabeza hacia mí sonriendo, y luego desapareció detrás de la barra. No pude dejar de notar que en mi ausencia ella se había quitado todo lo que llevaba puesto y ahora estaba sirviendo las mesas completamente desnuda Yo esperaba por ella, era una experiencia agradable. Sonaba un poco como una de mi propia recurrente pesadillas.
"¿Cómo fue la bailarina", preguntó Fede, todavía sin molestarse en mirar a otro lado que no sea el escenario.
Probablemente podría haber prendido fuego su silla y no se habría dado cuenta hasta que las llamas en su pelo bloqueando su vista.
Lo estudié, tratando de percibir si él sabia de la sorpresa que me había dado Paula, pero él no sonrío a sabiendas ni tampoco miraba tan interesado en mi respuesta.Guille sólo me miró con poca curiosidad.
"Estuvo bien", le dije.
"Rápido", notó Guille.
Sonreí. Joder, sí, lo fue. Casi deseaba que uno de ellos supiera lo de Paula y su pequeño truco así por lo menos recibiría un choque de manos.
"Hay algunas mujeres jodidamente increíbles aquí" murmuró Fede. "Pude ver esto por el resto de la noche."
Se estiró, mirando su reloj. "Me muero de hambre, sin embargo. ¿No tenemos reservas para la cena? Son casi las diez."
"¿Dónde está el Británico?", pregunté, mirando nuevamente al rededor de la gran habitación. Sería imposible encontrarlo aquí sin revisar cada una de las esquinas y las barras.
"No sé," dijo Will, encogiéndose de hombros y el bebiendo su whisky. "Desapareció justo después de que tu lo hagas."
Mi pensamientos se divertían ante comprender que se salido disparado porque Sara estaba aquí también. Paula no respondió cuando le pregunté si ella había venido aquí sola, pero yo no podía imaginar a ella viniendo aquí solo por esto.
A menos que ella planeaba regresar a su habitación de hotel para descansar dándose un baño de burbujas toda la noche, ella definitivamente tenía otros planes. Si yo había sido capaz de conseguir una habitación a solas con Paula, no dudo que Maxi estaba pasando algo de tiempo con su novia en algún lugar así.
Después de otro trago y al menos un puñado de canciones, Maxi volvió a la mesa, se acercó por detrás de nosotros. Yo ni siquiera lo había visto venir.
"Muchachos!", Proclamó, dándome una palmada en la espalda. "¿Cómo vamos a disfrutar de todas esta tetas desnudas?"
Todos nosotros murmuramos con variaciones de "Genial", y con una risa que comunicaba lo relajado que estaba, Maxi se sentó en una silla junto a mí. "¿Cómo fue el baile, Pepe?", me preguntó, con los ojos brillantes. "No fue tan malo después de todo, ¿no?"
Me encogí de hombros y puso una sonrisa de borracho. Miró a su alrededor lo más relajado, entonces le dije: "Acabas de tener un polvo, ¿no es así, maldito idiota? "
Sus ojos se agrandaron y se acercó a mí. "¿Tú no? "
"Joder, no," le susurré, sacudiendo la cabeza, y Maxi se echó a reír. "Se hizo cargo de ella misma, y luego se marcho ".
Él dejó escapar un silbido y luego suspiró. "Supongo que van a tener que ponerse al día cuando vuelvan a casa y tendrá que darte un reembolso".
¿Hablaba en serio? Él esperaba que yo la dejé ir por el resto de la noche, tal vez incluso el resto de la fin de semana-después de que me haga algo así?
"¿Dónde se dirigen?", Le pregunté en voz baja.
Maxi se encogió de hombros, cogiendo un poco de caviar sobre un blini de mi plato. "No lo sé, la verdad. Piensan salir por la mañana, sin embargo."
"¿Dónde están alojados?"
"No sé. Sara se hizo cargo de todo." Parecía mucho menos preocupado con todo esto de lo que era... pero por supuesto que era. Estaba claro que sólo follo en alguna habitación en la parte trasera, mientras que yo sólo pude ver a Paula masturbarse.
Eché un vistazo a la pared del fondo y vi a Paula y a Sara saliendo desde el pasillo negro, riendo juntas, tomadas del brazo. Maxi siguió mi atención y exhaló un profundo suspiro.
"Maldita sea que son preciosas. "
"Me pregunto a dónde se dirigen", murmuré. Maxi miró a mí, sacudió la cabeza como si hubiera leído mi mente.
"Tenemos una noche completa planeado, amigo".
"Estoy seguro que lo tenemos."
"Y ellas van a hacer sus propias cosas."
"Estoy seguro que lo harán."
Hizo una pausa, miraba como Sara capturaba su mirada y la sostenía. Algo pasó de los ojos de ella hacia él, algo fuerte y suplicante. Detrás de ella, Paula levantó la mirada que tenia en su bolso y me vio. Sus labios se separaron y su mano revoloteó hasta el pecho. En sus ojos pude ver preocupación genuina. Tal vez incluso un toque de culpabilidad.
"¿Estás bien?" Articuló.
Si ella se sentía culpable después de que su pequeño acto, entonces yo era feliz. Sonreí. "No."
Sin embargo, cualquier señal de culpa se desvaneció mientras sonreía con malicia, me sopló un beso y tiró del brazo de Sara. Maxi y yo las veíamos saliendo del club a través de las pesadas puertas de acero de la entrada.
"Mierda", murmuró Maxi. "Somos un par de cabrones afortunados."
Suspiré. "Si."
Alcé la vista y lo miré a los ojos. Yo sabía que tenía una noche planeada, llena de actividades. Pero realmente, era viernes por la noche y nos quedamos aquí hasta el martes.
¿Sería realmente importa si me escapaba tan sólo una hora? Se inclinó hacia delante, agarró mí antebrazo, y se echó a reír. "Ni siquiera pienses en ello, Pedro"
Después de la tenue atmósfera casi en forma de cueva del club dar un paso fuera era como ser golpeado con un proyector. Hoteles Imponentes llenaron el cielo oscuro e incluso desde esta distancia, se podía ver el resplandor de LED y señales de neón parpadeante de todos los casinos en la zona. Y Cristo, eran ruidosos. El sonido del tráfico invadió la calle ya que nosotras estábamos parados en la curva de la entrada de autos frente al edificio esperando a nuestro conductor. Los coches de detenían en la acera de enfrente, se vaciaban o se cargaban antes de que se pongan en movimiento de nuevo. Gente de todo tipo y tamaño bajaba, se escuchaban sonar los claxon a lo lejos y una serie de sirenas a pocas cuadras.
CAPITULO 97
Paula Maldita Chaves.
"Yo sólo movía el culo, y tú no eres ni siquiera un poco difícil en este momento?"
Ella se inclinó, lamiendo mi cuello mientras bajaba las caderas y movió sobre mi polla. "Ahí vamos. . . " Ella se rio en mi cuello. "Ahora que eres."
Mi mente estalló con reacciones: el alivio y la ira, shock y la vergüenza. Estaba Paula aquí en Vegas, no esquiando en la maldita montaña Catskill y ella había venido aquí para encontrarme con los ojos vendados esperando a una bailarina para hacer exactamente lo que había hecho: la danza en mis muslos, moverse a sí misma en mi polla. Pero para una vez me las arreglé para ver con Chloe lo que había sido capaz de hacer en cada una de mis relaciones de negocios: oculte la reacción que tenía hasta que ña transforme en la reacción que deseaba.
Conté hasta diez antes de preguntar: "¿Era una especie de prueba?" Se inclinó, besó mi lóbulo de la oreja.
"No."
Yo no iba a explicar por qué estaba en esta habitación, no había hecho nada malo. Aun así, sentí la extraña guerra dentro de mí: la creciente excitación que ella había hecho esto por mí y la ira que ella me creó.
"Usted está en problemas, Chaves. "
Apretó un dedo en mis labios, y luego atrapó entre nuestras bocas con un breve beso.
"Estoy feliz de estar en lo cierto. Maxi me debe cincuenta dólares. Le dije que odiarías el baile erótico de una extraña. Tu límite duro es la infidelidad ".
Tragué saliva, asintiendo con la cabeza. "Utilicé todos mis movimientos, pero nada. Ni siquiera un temblor allí abajo. Realmente esperaba que no tuvieras ni idea de que era yo, además -honestamente- Me siento un poco insultada ".
Sacudiendo la cabeza, murmuré: "No. El perfume es. . . apagado. Odias el aroma de la canela. Y no puedo verte o sentirte".
"Ahora puedes," dijo ella, levantando las manos para descansar sobre sus muslos desnudos. Corrí mis manos hasta sus caderas y sentí la fuerte presión de las pequeñas piedras en su ropa interior.
"¿Qué coño lleva puesto?" Me moría de ganas quitarme la venda de los ojos, pero como no lo había hecho todavía, yo sospechaba que esto era otra cosa que estaba destinado a esperar.
Pasé las manos por sus muslos, hasta las pantorrillas, y de repente no quería nada más que sexo en esta habitación en este club dudosamente legal de Las Vegas. Me sentía aliviado que era Paula la que estaba aquí conmigo, y no una extraña sentada en mi regazo, me abrumó, y una ráfaga de adrenalina disparó en mi torrente sanguíneo.
"Debe sentirse libre para follarme en esta habitación, señorita Chaves."
Se inclinó hacia delante, chupó mi mandíbula. "Hmm. . . quizás. ¿Quieres una segunda oportunidad para disfrutar de un baile? "
Asentí con la cabeza y exhale mientras se deslizaba la venda de los ojos de encima, exponiendo su. . . equipo.
Llevaba un pequeño sujetador que se ata con correas de satén fino en sus hombros y parecía estar hecho de piedras preciosas unidos con seda. Sus bragas eran similarmente débiles, y aún más fascinante. Los lazos de raso delgadas a los lados me insinuó que yo probablemente no debería destruirlos.
Pasó la punta del dedo por su torso, ella susurró, "¿Te gusta mi nueva ropa interior?"
Me quedé mirando las pequeñas joyas que adornan su piel, brillantes verdes y claros como los diamantes. Ella parecía una puta obra de arte. "Ellos van a hacerlo", murmuré, inclinándose para besar entre ella pechos. "En caso que sea necesario."
"¿Quieres tocarme?"
Asentí con la cabeza de nuevo, mirándola a la cara y sintiendo mis ojos como se oscurecían por la forma en que me miraba con hambre e incertidumbre.
Ella sonrió lamiéndose los labios. "Esto no era una prueba, enviándote aquí . Pero ", dijo, con los ojos cayendo a mi boca ", el hecho es que has venido a esta sala esperando que una extraña baile para ti. Te pones una venda en los ojos, y cualquier otra mujer habría podido venir aquí y tocar lo que es mío. " Ella ladeó la cabeza, me estudió.
"Creo que tal vez me merezco un pequeño regalo."
Diablos, sí. "Estoy de acuerdo con eso."
"Y, las reglas son lo que son"-ella asintió a un pequeño letrero en la pared, que básicamente lo que sugiere era que los hombres que violaban a las bailarinas se realizaría bajo sin la contemplación y se dejaría caer en Hoover DAM- "todavía no se le permite a tocarme libremente."
Yo no estaba seguro de lo que quería decir con "libremente" y yo todavía estaba atrapado por debajo de ella, así que simplemente dejé caer mis manos en sus muslos, a la espera de sus instrucciones. Mi cuerpo estaba muy enroscada y listo para todo lo que ella quería hacer.
Se puso de pie, se acercó a la unidad de la pared, y empezó la canción otra vez.
Realmente era un maldito bastardo con suerte. Tenía la novia más caliente en el mundo entero. Lamí mis labios, miré firmemente su culo perfecto cuando ella se dio la vuelta y, con confianza segura balanceando sus caderas volvió a donde yo estaba.
Paula se subió encima de mí, a caballo entre mis muslos. "Quítame las bragas."
Tiré el delicado lazo en cada cadera, y poco a poco los arrastré lejos de su cuerpo, arrojándolos para algún lugar.
"Ahora. Coloca la palma de tus manos sobre el muslo y sostenme, usa cuantos dedos sean necesarios para follarme", susurró.
Parpadeé. "¿Qué?"
Ella se echó a reír, chupándose el labio antes de decir muy lentamente, "Pon el dorso de la mano en su muslo y sostenme, usa cuantos dedos sean necesarios para follarme".
¿Hablaba en serio con esta mierda? Sin apartar mis ojos de los suyos, deslicé mi mano a mi pierna, con la palma hacia arriba ofrecí a mi dedo medio. "Aquí tienes."
Ella bajó la mirada y se rio. "Esa es una buena idea, pero tal vez por lo menos uno más. Yo necesito algo mas aproximado a tu pene".
"Estás realmente segura que quieres que te folle con mis dedos? Mi pene esta listo para ir, y no puedes negar que es la opción preferible para todos los involucrados ".
"Ibas a tener un baile erótico de una corista de Las Vegas", respondió ella, con el ceño fruncido. "Tu pito ni siquiera estaba interesada hace cinco minutos ".
Con un suspiro, cerré los ojos y extendí tres dedos.
"Eres generoso", susurró levantando sus caderas y deslizó su sexo a través de mis dedos rígidos.
"Paul. . . "Gemí, abrí los ojos para mirarla mientras lentamente se sentó sobre mis dedos. Ella ya estaba mojada, y yo la miraba, desnuda salvo por su sujetador escaso, extendió sus suaves muslos sobre la tela oscura de mis pantalones.
Ella envolvió sus manos alrededor de mi cuello y empezó a moverse por encima de mí, levantando su cuerpo y dando vueltas sus caderas mientras bajaba, frotando su clítoris contra el talón de mi mano. Una vez más, y otra vez, y otra vez. Yo empujado hacia arriba por debajo de ella, necesitando rozarla. Pude sentir su olor en el aire, podía oír cada uno de sus pequeños sonidos apretados. Entre sus pechos, el sudor provocaba hacer brillar su piel. No hay manera, lo admito ahora lo mucho que me encantó ver como usó mi cuerpo para encontrar su propio placer.
"Eres una maldita tortura", gruñí, saboreando el sentir lo mojada e hinchada que estaba con el peso de sus brazos sobre mis hombros. La visión de ella estaba poniendo salvaje las partes de mi cuerpo, y yo estaba bastante seguro de que podía bajar si ella misma bajaba un poco más, se frotó el muslo contra mi polla vestida. "Será difícil salir de aquí, y con olor a coño".
Rodeando sus caderas, susurró: "No me importa."
Y, sin embargo, ante el sonido de mi voz, me di cuenta de la prensa apretado de sus pezones en su interior poco sostén.
Ella sabía lo difícil que era, y que le importaba mucho.
Paula jadeó cuando me acurruqué mis dedos y me mudé mi otra mano sobre su trasero, guiando sus caderas. Presioné mi pulgar sobre su clítoris, sintiéndome deshecho con simplemente mirarla. Alrededor de mis dedos, su cuerpo ondulado, tensándose de presión. Incluso en una habitación extraña con Dios sabe qué pasando a nuestro alrededor, pude hacerla correrse en cuestión de minutos. Era un maldito embrollo de tales contradicciones: generoso y burlas, seria y tímida. "Mierda me destrozas, Paula."
"Se puede decir que estoy cerca?" Nuestros ojos nunca rompieron el contacto y deslicé mi mano por su lado, siguiendo el marco de sus costillas con mis dedos.
"Sí", le susurré.
"¿Eso te hace aún salvaje? Sabiendo lo rápido que puede hacerme esto a mí? "
Asentí con la cabeza, y mi mano se deslizó más alto, en el hombro, el cuello. Mis dedos flexionados contra su yugular, con ganas de sentir su pulso cuando ella llegó. "Me encanta saber que nadie más podía hacerte mojar así. "
Sus dulces ojos marrones oscuros se volvieron pesados de deseo. "Necesito que me quieras cada segundo," ella susurró, sin aliento. "Tú eres el único, jamás dejaría que me poseen así."
La palabra-propia-desencadenó una chispa en mi pecho, un salvajismo que no podía aguantar más. Sus labios estaban tan cerca de mí y el sabor de la canela en su aliento, el perfume extraño. . . realmente hasta que punto había llegado a engañarme, me encendía y me lanzó hacia adelante, se desintegraba; mi beso era penetrante y castigador, deseaba tocarla y sentir el gusto de ella.
Ella se echó hacia atrás sólo lo suficiente para jadear, "¿Quieres escucharme?"
"Quiero que todo el club te oiga."
Sus manos se hundieron en mi cabello y en la nuca de mi cuello, sus caderas flaqueado, atrapada en mis dedos profundamente dentro de ella mientras se mecía violentamente sobre mi palma.
"Oh Dios. . . " Mordía de su labio inferior, arqueo la espalda y me incliné hacia su cuello para chuparlo, morderlo, ser dueño de su puto latido.
Sentía el golpeteo de su pulso contra mis labios, sentía cada uno de sus exhala mientras jadeaba, se puso tensa encima de mi cuando comenzó a correrse. Con un grito ronco, dijo mi nombre y su voz enviaba vibraciones a través de mi lengua.
Paula se quedó inmóvil, con el cuerpo inclinado sobre el mío, saciada y sin hueso, y levantó ambas manos a mi cuello. Su pulgares presionan suavemente en mis puntos de pulso y se inclinó hacia adelante, chupando el labio inferior en su boca antes de morderme rápida y salvajemente. Dejé escapar un gruñido de sorpresa, y no estaba seguro de lo que decía de mí que por un segundo pensé que la mordedura podría hacer que me corra en mis pantalones.
"Eso. . . "Suspiró ella, tirando hacia atrás," fue increíble ".
Se levanto con cuidado de mis manos, con las piernas temblorosas. Me incliné para besar la piel húmeda entre sus pechos, y sacó la mano de la cima de mi polla a través de mis pantalones.
"Eres tan jodidamente hermosa cuando te vienes, Paula. Siente la fuerza con que me traes".
Ella me apretó y me acariciaba lentamente.
Mis ojos se cerraron y le rogué: "Yo te quiero de rodillas ahora. Con tu boca en mí."
Pero, para mi absoluto horror, se acercó a la esquina de la habitación para recuperar sus bragas.
"¿Qué estás haciendo?" Dije con voz áspera.
Ató las diminutas tiras de raso en cada cadera, y sacó una bata de un gancho en la pared, deslizándolo sobre los hombros y sonrío hacia mí "¿Estás bien?"
Le devolví la mirada . "¿Hablas en serio?"
Ella volvió a mí, levantando mí mano izquierda a la boca, deslizó mi dedo anular desnudo entre ella dientes envolviéndolo en la delicada suavidad de su lengua. Y entonces ella lo soltó con un guiño, susurrando: "Lo digo en serio."
Mis brazos temblaban por la tensión, mi polla palpitante desde el eco de su boca, su demasiado corta, suave de succión. "Pues no, yo no estoy bien, Paula. Ni siquiera un poco. "
"Yo estoy..."dijo ella, sonriendo dulcemente. "Me siento fantástica. Espero que disfruten el resto de tu despedida de solteros."
Me recosté en la pared, mirando como colocaba la cinta de la bata al rededor de la cintura. Mi piel se sentía caliente, picante, febril y todo el tiempo en que se vestía ella me miraba, disfrutando de mi necesidad frustrada por ella.
Luché para ocultarlo, decidiendo fingir que estaba bien.
Gritando sólo la haría sentir mas satisfecha. Enfriar el desapego siempre funcionaba mejor cuando Paula estaba siendo una perra. Pero cuando mi frente se alisó, se rio un poco, ni siquiera un poco sorprendida
"¿Qué haces después de esto?", Le pregunté. Por alguna razón, no había ni siquiera se me ocurrió lo que ella lo haría cuando se fuera. ¿Volaría directamente a casa?
Se encogió de hombros y murmuró: "No sé. Cena. Tal vez un espectáculo ".
"Espera. ¿Estás aquí con alguien? "
Ella me miró, frunciendo los labios y se encogió de hombros.
"Mierda, Paula? ¿Al menos vas a decirme dónde te vas a quedar? "
Ella me miró de arriba abajo, dejando que sus ojos se deleiten un poco más sobre mis pantalones y luego mirar el resto de mí. Ella sonrió. "En un hotel." Se enderezó, arqueando la ceja antes ronronear, "Oh, y feliz día de San Valentín, el Sr. Alfonso. "
Y con eso, salió de la habitación a el pasillo.
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